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Tshegofatso Senne

Imagen vía Battle Cry

Suena el llamado y esta vez, es un Grito de guerra! En esta serie de notas de voz, compartimos relatos de resistencia de género en todo el continente. En esta serie de 10 episodios, nuestras voces van a poner de manifiesto historias de dolor, sanación, injusticia y nuestra determinación de cambiar un sistema creado para oprimirnos en base a nuestro género y nuestra identidad sexual.

Esta es la introducción a Sound the call: Battle Cry. (Suena el llamado: Grito de guerra) Se trata de un proyecto de Backyard Pitch que se desarrolló en toda África. La directora de este proyecto fue Sarah Summers.

Creo que el desarrollo personal y comunitario fomenta el liderazgo. La igualdad racial interseccional se construye con la voluntad de la gente. Como realizadora de cine, uso mis conocimientos en el área de medios para crear contenidos que sean desafiantes, entretenidos y educativos.

Los objetivos del proyecto eran producir una serie de notas de voz que  constituyeran un modelo de audioserie reutilizable para otras series en el futuro y consiguieron las herramientas para construir un modelo recreable que aún se proponen poner a prueba. También querían propagar una red de voces feministas por África y lo lograron, aunque esperaban conseguir un mayor alcance. 

Las actividades realizadas se centraron en producir tópicos y conseguir recursos para los proyectos. Cuando recibieron los fondos, tuvieron acceso a recursos que mejoraron la lista de temas para los episodios. Los tópicos incorporan ideas feministas y principios de periodismo pacífico. Aprendieron cómo crear relatos atractivos con una estrategia de reducción de daños para que sus participantes se sientan cómodas y seguras, y también a incorporar avisos de elementos desencadenantes al inicio de cada episodio que pudiera ser difícil. La investigación que realizaron mostró que se necesitan testimonios personales para las personas que trabajan con violencia de género en Africa. Algunos de los temas cubiertos por la serie son: la expresión del género y la sexualidad; qué es la violencia de género; explorando las razones por las que la gente entra en trabajos de resistencia de género; cuáles son las intersecciones entre religión, espiritualidad y fé, y la resistencia de género, cuando las hay; y conversación sobre los sueños de un mundo libre de violencia de género y los numerosos desafíos que surgen en el camino. 

Las candidatas se consiguieron en las redes sociales y crear el contenido para los episodios constituyó buena parte de su trabajo. Recibieron 100 notas de voz y horas de contenido para organizar y procesar. La última actividad fue compaginar editar y difundir los episodios por la red. El proceso de edición fue intenso y requería un tiempo dedicado fuera de la administración que también había que realizar proque los plazos eran cortos y el trabajo, creativo y muy emocional. 

Tuvieron 10 contribuyentes de toda África, ocho mujeres, un hombre y una persona no binaria. Lograron realizar un programa que le dio voz a la revolución de género de África. La serie de notas de voz se propone alcanzar por lo menos a 200 personas de toda África. Además, dos de las personas que colaboraron se acercaron para decir que les gustaría empezar a compartir recursos y construir redes para brindar servicios a la comunidad LGBTI en su país. Esta experiencia les permitió confiar más en los valores en los que pretenden basar su trabajo. Utilizaron el concepto de Grito de guerra para iniciar una nueva serie llamada “View from the Watch Tower" (Vista desde la torre de vigilancia), que trata sobre las mujeres y la identidad en Soweto en 2021.

La participación en el subsidio de AWC-TBTT les permitió ampliar el alcance de su trabajo al resto de África y esto les planteó nuevas preguntas sobre la identidad africana y la “queerness”. También les permitió reconocer que tienen públicos en el resto de África y no sólo en Sudáfrica, y creen que esto causará un impacto en la forma en que consiguen participantes en el futuro. Su proyecto también era relevante para el subsidio porque no sólo compartieron historias de violencia vivida por las mujeres, sino que también compartieron relatos de sanación que pueden servir como guía para que las personas que experimentan violencia de género naveguen los espacios en los que se encuentran. Crearon un espacio seguro para que las mujeres cuenten su verdad y un público seguro al que poder presentarle esa verdad, subvirtieron las esctructuras de poder utilizando redes íntimas preexistentes que permitieron una escucha privada y utilizaron WhatsApp porque es accesible, no utiliza demasiados datos y tiene una base de usuarios y usuarias más grande en África. 

Al igual que con todos los proyectos, Backyard Pitch enfrentó algunos desafíos con su proyecto. La gestión de las personas participantes fue uno de los desafíos, coordinar pagos con persons de diferentes países fue muy difícil y la serie también fue emocionalmente agotadora, al punto que en un momento, se dieron cuenta de que el equipo no podía con todo. 

Se sienten orgullosas de cómo buscaron entre sus participantes. Utilizaron servicios de tecnología y servicios en línea para investigar qué organizaciones y qué grupos podrían hablar con sus sujetos. Recibieron 28 solicitudes de todo el continente y muchas eran fantásticas para su serie de notas de voz. La selección fue difícil. Les habría gustado aceptar a todas las personas que se postularon y nunca pensaron que podía ser un proceso tan emocionalmente intenso. 

Estamos muy orgullosas de nuestros ocho episodios, resultado de una labor de amor y sacrificio de parte de todas las personas involucradas. Cada episodio es honesto y real, y agotó nuestros recursos.

Les parece que otras organizaciones pueden replicar y adaptar el concepto y les gustaría seguir utilizando este modelo para series futuras. Señalan que todos los recursos, antes de su publicación, son de libre acceso para quien tiene acceso a datos y que la parte difícil es la creación de una red, lo que debería hacerse de manera orgánica. A ellas les llevó años construir sus redes. 

Lo que destacan es que el cambio más importante que les ocurrió en Sound the Call fue que ahora son un proyecto con redes internacionales en toda África. 

En respuesta a cómo se imagina un mundo sin violencia de género, una de las personas que colaboró con el proyecto dice: 

Imagino un mundo, un mundo seguro donde me pueda vestir como se me antoje. Dónde pueda salir y caminar por la calle a la hora que tenga ganas de hacerlo. Imagino un mundo en el que pueda reivindicar libremente mi nacionalidad, sin tener que esconderla como si fuera un secreto sucio. Cada parte de mí está asociada a diferentes consecuencias, yo soy la que tiene que enfrentarlas. Así que me resulta realmente imposible decidir que soy solamente una mujer, o sólo alguien de Zimbabwe, o que soy simplemente negra.